miércoles, 17 de febrero de 2016

PYONGYANG: GUY DELISLE.

Autor: Guy Delisle.
Año de edición: 2005.
Editorial: Astiberri. 176 págs.


Pyongyang es una novela gráfica inspirada en una experiencia personal del autor en Corea del Norte. Delisle trabajó allí durante unos meses para una compañía dedicada a la producción de animación audiovisual, y es a partir de esa experiencia que el autor nos introduce en la realidad del país norcoreano.
El mayor valor del libro dejando de lado sus excelentes ilustraciones, quizás resida en su valor documental, ya que nos acerca la posibilidad de conocer algunos intersticios de la vida bajo el opresivo régimen de Corea del Norte, siempre con la cautela de que se trata de la visión de un occidental residente allí de forma temporal, eso sí, el tiempo suficiente para poder observar fenómenos del día a día en este opaco país. 
Me resultó sorprendente la similitud incluso en los detalles y las anécdotas con el documental de Jon Sistiaga "Amarás al líder sobre todas las cosas" de 2007 emitido en Cuatro -por momentos parece la versión novelada gráficamente de dicho documental-, lo cual aporta verosimilitud  al contenido del libro y pone sobre la mesa que el seguimiento, planificación y férreo control de todos y cada uno de los extranjeros que entran en el país es real y sistemático. En ese sentido, el libro transluce una vida que oscilaría entre lo trágico y lo cómico, de no ser que nada tiene de cómico la vida en un país inaccesible y pobre, opresivo a niveles totalizadores donde gobierna una dinastía de tiranos megalómanos cuyo delirio condena al país entero a la miseria, el aislamiento y la precariedad cuyo símbolo más destacado son los campos de reeducación a los que se envía a aquellos individuos que no son lo sufientemente adeptos al régimen -frecuentemente a través de delaciones- y sus familias hasta la tercera generación sobre las cuales recae no sólo el oprobio y la marginación sino la posibilidad real de no sobrevivir a esa infame experiencia.
El libro denuncia sin excesos ni rasgadura de vestimentas estas realidades, y ahí radica una de sus grandes virtudes, sí que es cierto que personalmente hecho de menos una denuncia igual de sincera y serena de aquellas compañías o empresas occidentales que allí operan y no tienen ningún escrúpulo al beneficiarse de mano de obra barata como la norcoreana, bien disciplinada por un sistema social y político basado y presidido por el terror, éstas apuntalan al régimen de los Kim en tanto que les propocionan divisas y legitimidad -el régimen presenta los negocios con éstas y la llegada de trabajadores como símbolo de apertura-. No menos cierto es que el régimen norcoreano que formalmente denigra todo lo que huela a odioso capitalismo, aporta su parte alícuota de hipocresía por las mismas razones pero en sentido contrario. -En los años 90, en el peor momento de la hambruna que provocó dos millones de muertos la compañía de coñac Hennessy confirmaba que Corea del Norte era su mejor cliente-. Así no extraña que el amado líder Kim Jong Il declarase "Para reconstruir una sociedad victoriosa sólo es necesario que sobreviva el 30% de la población", seguro que él y el resto de la aristocracia comunista norcoreana no se encontraba entre el 70% sobrante.
En fin, un libro bien ilustrado e ilustrador, ameno y entretenido -se puede leer en una o dos tardes sin saturarse mucho- interesante para casi cualquier público, particularmente para aquellas personas que tengan poco o nulo conocimiento acerca de la existencia de este pequeño y hermético país extremo-oriental, el que es uno de los últimos despojos de la guerra fría -empleando la expresión de un conocido y combativo grupo de rap valenciano.