Autor: Javier Jorge.
Año de Publicación: 2010.
Editorial Destrangis. 249 págs.
El libro que hoy traemos al Páramo ha cosechado un gran éxito de crítica y público a juzgar por las numerosas ediciones de la obra y la mayoría de reseñas que de él he leído. Y he de confesar que a mí me ha dejado un poco indiferente a pesar de que cuenta con muchos de esos elementos que a priori te pueden predisponer favorablemente a una novela.
Empezando por el título directo y sugerente, siguiendo por el estilo, directo, sin grandes florituras, buscando el equilibrio entre un coloquialismo que acerque al lector a la realidad que narra la novela (que es más bien sórdida) pero sin descuidar que un libro como este debe de contar una historia y a poder ser bien contada. Siguiendo por el argumento, que se puede resumir en algo así como el descenso a los infiernos de la adicción y la falta de rumbo vital de un joven periodista de crónica social y prensa rosa hastiado de su trabajo y abandonado por su novia de toda la vida. Hasta ahí todo correcto.
Sin embargo y con todo ello, mi impresión es el de un ejercicio más o menos plano de autoficción, en el que por momentos ese lenguaje aparentemente directo se convierte en mera procacidad. En mi opinión repetir hasta la saciedad palabras como follar, polla, clencha, chupona y similares a estas alturas del campeonato a nadie escandaliza y no añade, per se, atractivo literario a una novela. Por mucho que en el contexto de la historia que se narra pueda estar justificado su uso, creo que el autor por momentos abusa de este recurso.
El otro gran elemento que lastra al libro (en mi opinión) es la reiteración. El protagonista llega una y otra vez al mismo punto en el que se echa en la cama e incapaz de coger el sueño se atormenta llorando a Angie (su exnovia) desconsolado y todo ello explicado, una y otra vez, casi con las mismas palabras y expresiones que la vez anterior. Lo cual le aporta una cierta sensación de pesadez y circularidad a la narración.
Os pongo en antecedentes, llego a este libro por la pertinaz recomendación de un amigo, lo veo en la estantería de la biblioteca y decido cogerlo. Leer un libro de estas características cada cierto tiempo es un ejercicio que siempre me apetece. Quizás en ocasiones son más las expectativas que la propia realidad del libro la que nos frustran en determinadas lecturas. Como digo el libro ha cosechado buenas críticas y ha sido reeditado en numerosas ocasiones, y no voy a ser yo quien diga que esto no ha sido por méritos propios, no considero que sea un bodrio de novela ni nada por el estilo. Sin embargo a un servidor, honestamente, no le ha sabido a tanto.
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