Autor: Arturo Pérez-Reverte.
Año de publicación: 2006.
Editorial Alfaguara. 301 páginas.
Faulques, Ivo Markovic y Olvido Ferrara, sólo tres personajes necesita Pérez-Reverte para estructurar esta novela. Faulques -el pintor de batallas al que alude el título- vive en una solitaria torre frente al mar en la costa andaluza, fotógrafo de guerra retirado y huraño, dedica sus días a crear un enorme fresco en las paredes de la torre que sintetice sus aprendizajes en la guerra, sus simetrías y las reglas que la rigen, en palabras del propio Faulques la geometría del caos.
Un día recibe la inesperada y amenazante visita de Ivo Markovic, un joven soldado croata al que fotografió durante la guerra de los Balcanes y que tras la pérdida irreparable de su mujer y su hijo en la misma, convierte la búsqueda de Faulques en una obsesión. Así, Markovic encontrará a Faulques y buscará en él respuestas a sus preguntas, pero también venganza.
El personaje que cierra la tríada es Olvido Ferrara, una joven culta, aventurera y sugerente que Faulques conoció en un museo de Ciudad de México y que devino en amante del protagonista hasta que una mina antipersona acabó con ella en la carretera de Borovo Naselje, durante una marcha del ejército croata en la guerra yugoslava.
Lo cierto es que Pérez-Reverte ha admitido en alguna ocasión que esta es su novela más autobiográfica y todo ello cobra sentido cuando se lee la obra. Digo esto porque se puede percibir como el autor reflexiona a través de la literatura ,sobre el papel de la guerra en la historia, la naturaleza humana, la culpa y el remordimiento de aquellos que han visto la guerra como testigos y se vale para ello de los diálogos entre Faulques y Markovic, o de los detalles de la pintura de la torre o de las vivencias y recuerdos de Faulques y Olvido. Dicho sea de paso, no es difícil reconocer algunas vivencias de carácter personal que Pérez-Reverte subsume en la obra, a poco que se haya escuchado alguna entrevista suya.
Sea como fuere, la calidad estilística de Pérez-Reverte es innegable y en este libro sale a relucir en diferentes momentos, en el debe de la obra anotaremos un exceso de descripción en algunos pasajes de la pintura que llega a resultar algo cargante, por lo demás es una obra en el que el autor equilibra de manera notable forma y fondo.
Valga como muestra de la calidad literaria que la novela encierra, ese uso de los matices que demuestra un dominio certero del idioma, cuando en un pasaje de la misma afirma que las antiguas civilizaciones tras los momentos de destrucción generaban ruinas que han sido contempladas por las generaciones que las sucedieron, las sociedades actuales tras una sacudida destructiva sólo generan escombros que nadie se parará a contemplar. Sublime.
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