Año de publicación: 2017.
Editorial Jus. 196 págs.
Traemos hoy al Páramo, un libro de crónicas, apenas microrrelatos. Un total de setenta y una pequeñas historias habitan este libro de Javier Valdez Cárdenas, un periodista sinaloense tristemente asesinado por el narco debido precisamente a su denuncia de la relaidad. Sus historias tienen la capacidad de presentarnos multitud de subjetividades y prismas sobre la vida bajo el yugo del narcotráfico en Mexico en uno de sus epicentros, la ciudad de Sinaloa en el Estado de Michoacán.
Así, a través de sus páginas y sus relatos, Cárdenas nos va ofreciendo pequeñas dosis sobre la cotidianidad en esta región, donde la violencia que imponen los cárteles de la droga impregna todos y cada uno de los rincones de la vida social. Los tiroteos -balaceras- son frecuentes, los niños aprenden que tener dinero y poder en aquella parte del planeta pasa por el narcotráfico, distinguen las armas de fuego y los coches que utilizan los narcos igual que aprenden a sumar y a restar en la escuela y así, la violencia permea en la base de la sociedad y es naturalizada desde la infancia retroalimentando esa nociva espiral.
Decía el sociólogo alemán Max Weber que "debe denominarse Estado a una institución política cuando y sólo cuando su cuerpo administrativo reclame con éxito el monopolio de la violencia física legítima". Desde esta perspectiva el libro nos muestra que el Michoacán -y no es el único en México- es lo que se denomina un estado fallido, en tanto que ni monopoliza el ejercicio de la violencia, ni la ejerce de una manera legítima. Los tentáculos y el dinero del narcotráfico han corrompido allí también a las estructuras estatales como cuentan varios de los relatos del libro. Los policías y militares mal pagados e impotentes sucumben al dinero del narcotráfico o en el mejor de los casos no interfieren para no poner en peligro sus propias vidas.
Sus relatos también dejan translucir las diferentes actitudes de la población ante el problema que van desde el alejamiento, a la resignación, la fascinación de algunos o la ira de otros por tener que vivir en esa realidad violenta que ellos no han escogido. Donde la vida poco vale, y vivir o morir depende demasiado a menudo del simple azar de estar o no en el momento, lugar o compañía equivocada. Desde el punto de vista del estilo destaca el recurso de Valdez Cárdenas de escribir sus relatos con el argot propio de su tierra, es este un punto a favor del autor por cuanto capta mejor la esencia del día a día que nos quiere trasladar.
Pd: Acercarse a la obra de Cárdenas quizá sea la mejor forma de hacer que su legado, palabra y denuncia no queden, como seguro querían sus asesinos, bajo la espesa bruma del olvido.
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