Autor: Sergio del Molino.
Año de publicación: 2017
Editorial: Turner. 256 páginas
A priori, esperaría uno por el título del libro, algo así como un ensayo sobre el vaciamiento que viene sufriendo la España interior desde hace decenios, donde se expusieran datos, se analizará el problema, etcétera.Y nada más lejos de la realidad, el libro de Sergio del Molino es, en realidad, un ensayo cultural.
Es decir, no es un libro que hable de esa España vacía que reza el título tanto como sobre esa España vacía y el relato cultural que sobre ella se construye -casi siempre externamente, es decir, desde el ecosistema urbano-. Así, el autor hace un recorrido histórico-cultural por el que pasan el Quijote, los románticos, los carlistas, la generación del noventa y ocho, hasta llegar a José Antonio Labordeta y la narrativa actual.
Si bien es cierto que en la primera parte del libro se expone un poco la problemática de la despoblación de las zonas interiores como la denominada Serranía Celtibérica. Una región española que abarca desde el interior de Castellón y Valencia hasta Soria y Burgos y que registra una densidad de población de 7,72 personas por kilómetro cuadrado, cifras similares a las de la región polar de Laponia. Un verdadero desierto demográfico. Reflejo y consecuencia de lo que del Molino llama el Gran Trauma, es decir, el éxodo rural que ha vaciado sistemáticamente el interior peninsular a lo largo del siglo XX y que llegó a su apogeo en la década de los 60.
El libro también resulta creíble en los pasajes en los que explica la existencia de ese relato urbanita, antiguo e interiorizado, despreciativo se diría que ve el campo como el medio en el que vive gente rústica y atrasada. Un lugar remoto y mísero hasta el que apenas llegaba la civilización hasta no hace mucho ejemplificado por la comarca extremeña de Las Hurdes casi como la quinta esencia de ese retraso secular que Buñuel retrató en su filme Tierra Sin Pan.
Deja también el libro alguna tesis controvertida como la de que los crímenes de la España rural son poco menos que fruto del aburrimiento inclemente que se abate sobre estas comarcas con referencias a Fago y Puerto Hurraco. Como se puede apreciar, el libro abarca una panoplia extensa de temas -de los que esta reseña se deja muchos sin mencionar- sobre los que reflexiona con mayor o menor acierto el autor.
Quizá la principal pega que se le puede poner a la obra, por encima de teorías más o menos peregrinas -que las hay- es que, al menos en mi caso, uno llega al libro esperando una reflexión sobre la despoblación, sus efectos, su estado actual de cosas, las reacciones a la misma y temas que se adentren en esa línea sobre la que existe un incipiente y parece que inaplazable debate social.
Y sin embargo, uno se lleva una reflexión amplia y profunda sobre el relato cultural que se ha hecho en términos, sobre todo, literarios, del interior de España. En fin, luces y sombras para un libro que en algunos pasajes no deja de resultar interesante e ilustrativo.
Pd: Bonito -por poético- el subtítulo de Viaje por un país que nunca fue. La querencia por un título lindo en estos páramos es de todos conocida. Hasta pronto.
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